Neon Fu(era)

Buenos días,

Que si. Que no escribo hace mil años. Que me paso mis promesas por donde amargan los pepinos, lo sé. Pero lo que cuenta es que ahora estoy aquí y voy a hablaros de los nuevos chicles Neon Fu de Trident, que me regaló Cobaya Humano.

Si buscas por internet hay para todas las opiniones: gente que lo adora y gente que lo detesta. Lo que está claro es que este chicle no deja indiferente a nadie. Y a lo mejor tú te estás preguntando ¿Y por qué? Pues primero porque tiene este envase tan chulo y doloroso a la vista:

Y después porque su olor y su sabor son peculiares. Yo en cuanto lo desenvolví lo tenía claro: Olía a medicamento. A un sobre de esos que pretendían tener buen sabor que te daban de pequeño. Y sabe igual.

Aunque me estoy intentando quitar, soy una gran consumidora de chicles, sobre todo porque ayudan a pasar las largas horas dando vueltas por el museo. Esta es una de las pruebas de fuego: si no me aguanta con un mínimo sabor al menos media hora no lo quiero… Y la verdad es que este no supera la prueba. A los 10 minutos no sólo el chicle se queda insípido, si no que cuesta de masticar de lo dura que se pone la goma.

Si a eso le unimos que el “efecto pica pica” a mi me recuerda a cuando tengo alergia y se me hincha el paladar, el resultado es que no he llegado a acabarme aún el paquete. Y eso que he ido repartiendo entre mis compañeros, pero nadie quiere repetir la experiencia.

En definitiva, ¿recomiendo este producto? ¡Un rotundo no! Entre el chicle sorpresa “?” y esto, los de Trident se están quedando agustito.